En 1975, el psiquiatra y filósofo norteamericano Raymond Moody publicó un libro titulado Life after Life (Vida después de la vida), en el que
enumeraba una serie de relatos de personas que habían estado cerca de la muerte
o clínicamente muertas, sea por grave enfermedad, accidente o paro cardíaco, o
individuos que tuvieron un infarto masivo de miocardio o se estaban ahogando,
pero que tras maniobras de reanimación o de manera espontánea habían recuperado
el estado normal. Este libro reavivó las creencias en la existencia del
alma y del más allá, a la vista de las características, muchas de ellas
comunes, que relataban los sujetos afectados. Moody enumeró estas
características:
Inefabilidad,
oír noticias, sensaciones de paz, felicidad y bienaventuranza; percepción de o
música; visión de un túnel oscuro; sentirse fuera del cuerpo, encuentro con
otras personas fallecidas, figuras religiosas o seres espirituales, y hablar
con ellos; visión de un ser luminoso, revisión panorámica de toda la vida, y
visión de una frontera o límite.
Regreso a la vida
En estas
experiencias, al igual que, en las experiencias místicas, se pierde el sentido
del tiempo y del espacio y la experiencia se considera más intensamente real
que la realidad cotidiana, lo cual implica una hiperactividad de la amígdala que es la estructura del sistema
límbico que da sentido de realidad a los sucesos o estímulos que llegan del
entorno. En el Libro de los Muertos egipcio se explican las etapas del
proceso que sigue el hombre después de la muerte. Aunque se supone que fue
redactado en el Imperio Nuevo (1550-1070 a.C.), fue en este periodo donde
textos más antiguos, como los Textos de los sarcófagos, se transformaron en el
Libro de los Muertos.
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